El arquitecto francés Martin Massé ha compartido con nosotros su proyecto de memorial diseñado en honor al pueblo amerindio de los Selk’nam u Onas. Esta tribu habitó antiguamente la Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile y Argentina, y sus integrantes fueron desapareciendo paulatinamente al entrar en contacto con el hombre blanco, sin dejar rastros en el territorio.
Memorial al pueblo indígena de los Selk’nam u Onas
La enorme y dramática pirámide invertida proyectada por el arquitecto busca transformarse en un hito que los saque del olvido; su estructura se hunde en las entrañas de la tierra para llevar al visitante a un espacio subterráneo, donde se vive una experiencia interactiva utilizando hologramas, esculturas y un enorme mural pintado.
El genocidio de los indios americanos ha generado disputas y no ha sido plenamente reconocido por las autoridades presentes. Son muy pocos los monumentos existentes, sobre todo para los indios de la Tierra del Fuego, cuya presencia ha dejado huella tanto en nuestro entorno como en la historia humana.
El proyecto trata de reinventar la idea del monumento, la búsqueda de nuevas formas arquitectónicas y medios para expresar el recuerdo. Es usar la arquitectura para el escenario, y para hacer muy visuales las emociones – para transmitir la memoria sensible a través de la experiencia espacial.
Se utiliza a la arquitectura para reconstruir donde todo ha sido destruido, y para hacer frente a la historia. La inmensa conservación de las grandes pirámides mayas, o de los templos incas, por ejemplo, y de todo lo que se ha descubierto de estas grandes civilizaciones y sus antepasados, asegura su lugar en la historia.
La presencia del hombre siempre se ha impuesto a la historia por la fuerza, por aquello que perturba, que irrumpe en el entorno natural, y que se impone en detrimento de los que ya están íntimamente unidos con lo que lo rodea.
El proyecto busca recordar a las futuras generaciones que aquí, en la Tierra del Fuego, en esta tierra hostil que está abriendo gradualmente sus puertas a los turistas que buscan aventura, alguna vez vivió un pueblo que ha desaparecido sin dejar rastro.
Es importante que este monumento sea en todos los sentidos un medio para transcribir simbólicamente la historia, las costumbres y los ritos de los Selknam, haciendo un homenaje a sus creencias.
La pirámide es un símbolo muy fuerte en numerosas civilizaciones como los babilonios, los egipcios, los mayas y los aztecas. Simboliza una especie de escalera, la idea de ascender (como los amerindios), o subir al cielo, o hacia un estado de éxtasis, para estar cerca de los Dioses.
La base cuadrangular de la pirámide representa el mundo terrestre. A partir de esta base, los bordes de la pirámide convergen hacia la punta – el único lugar simbólico de la unidad primordial, desde donde se irradia hacia el mundo que la rodea. Cada nivel representa una etapa diferente de la espiritualidad que hay que alcanzar. Las pirámides de Egipto también evocan una ascensión; su papel es elevar al Faraón en el comienzo de su viaje hacia la vida eterna y Ra, el Dios Sol.
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