CouchSurfing es el nombre de una red social, vigente desde 2004, generada por la empresa comercial homónima con sede en San Francisco, donde se reúnen los que sueñan con viajar pero no tienen para hoteles, hostels, ni otra forma de hospedaje pago. Reúnen lo suficiente para el pasaje, y el sustento, y se lanzan a conocer los lugares más hermosos del planeta. Pero antes, se inscriben en CouchSurfing, se conectan y consiguen hospedaje gratuito…¿Dónde? En el sofá de un hogar solidario.
La idea de “surfear el sofá” comenzó en Estados Unidos y se popularizó también entre los jóvenes aventureros de Francia, Canadá, Reino Unido y Alemania. Esta red solidaria, permite recorrer el planeta con mínimos costos.
Sin embargo no es el bajo costo la mayor virtud de CouchSurfing, lo que la llevó a contar con más de tres millones de usuarios, sino la posibilidad de conectarse y generar amistades personales y reales a través de los viajes. El hecho de compartir una vivienda y consentir que el visitante se instale en el sofá el tiempo de su estadía, permite una interacción muy estrecha.
Esta modalidad de hacer turismo no tradicional, acerca de una forma muy interesante a las diferentes culturas que entran en contacto. Londres, París, Montreal, Estambul, Buenos Aires, Madrid, Barcelona, y muchas más forman la extensa lista de opciones para los viajantes.
Existen reglas para el anfitrión: brindar comodidad, hospitalidad, buen trato al viajante, es la primera regla, por otra parte, cualquier tipo de intercambio de dinero a cambio de la estadía está totalmente prohibido, ya que se trata de un acuerdo solidario y no comercial. Simplemente se confía en que el viajero ayude con los gastos de su consumo.
Para brindar seguridad, el anfitrión registra sus datos personales al inscribirse y pagar U$D20 con su tarjeta de crédito, de esa manera todos sus datos quedan expuestos y registrados. Al concluir la visita, el viajero califica al anfitrión, y viceversa, dejando registro de referencia, que puede ser negativa o positiva, y de esa manera se genera un historial personal en la red. Los riesgos existen, ya que no puede corroborarse completamente el tipo de persona que recibirá al viajero, en cuanto a carácter u otras cualidades, así como no puede asegurarse los datos de otras personas que habiten el lugar. Sin embargo han sido muy pocos, los problemas que se han reportado al respecto.
También el viajero registra sus datos, permitiendo seguir su comportamiento como tal a través de la red. Las opiniones son excelentes, resulta una vivencia más intensa, el anfitrión suele hacer de guía para conocer lugares y costumbres de su país, la amistad se genera fácilmente al compartir salidas y reuniones. El viajero se siente realmente en contacto con los modos comunes, se considera una forma más real de conocer un pueblo, ya que se forma parte de su comunidad por unos días.
A partir del 2011, la empresa deja de ser sin fines de lucro y recibe una inversión de 15 millones de dólares de General Catalyst Partners, y otros inversores. Esto provocó la emigración de sus usuarios a partir del 2012, cuando ya se contaban 3.600.000 usuarios. El descontento surgió cuando la empresa comenzó a apropiarse de los contenidos compartidos por los usuarios, y utilizó motores de búsqueda de Google para detectar chicas que buscaran alojamiento en diferentes países. Esto generó desconfianza y pronto se expresó en la misma red.
Las otras plataformas similares absorbieron la migración, ellas son BeWelcome, Hospitality Club, Pasporta Servo y Servas Open Doors.
De todas maneras, rescatamos la validez de la iniciativa, y le experiencia humana en sí misma. Una alternativa excelente si se toman los recaudos necesarios.