La ciudad de Hallstatt ha logrado algo con lo que muchos científicos deben soñar a menudo: viajar en el tiempo. Es que esta bella localidad del distrito rocoso de Salzkammergut, en Austria, cuyo paisaje fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, demuestra al turista que está intacta como muy pocas ciudades en Europa. Esto se denota no sólo apreciando las fuertes empalizadas que decoran el entorno, típico de la Edad Media, sino también por su historia.
Hasta el siglo XIX no se podía llegar a la ciudad mediante otra vía que no fuese en barco o por pequeños caminos escondidos, sólo para entendidos. Hoy en día, las guías turísticas tiene entre sus recorridos estos senderos, realmente muy interesantes y misteriosos.
Curioso es también saber que hasta hace algunos años, el acceso desde las montañas o las casas más elevadas hasta el lago Hallstättersee, lindero a la localidad, era a través de una pasarela que pasaba por encima de los demás hogares.
Adentrándose en la ciudad, lo primero que el viajero podrá apreciar es la Plaza Principal o Markplatz, muy bonita por su fachada cubierta de enreraderas y flores de diversos tipos y por la fuente central, punto vital de encuentro para este histórico lugar.
Con una superficie de 59.8 km² y tan sólo 815 habitantes, Hallsalatt es el refugio perfecto para aquellos que busquen tranquilidad, distensión y porqué no, algo de misterio. Es que la ciudad, pese a su pequeña extensión, alberga muchos lugares increíbles. Uno de ellos es la Iglesia Parroquial Católica o Pfarrkirche. Este templo se empezó a construir en 1181 y cuenta con una impresionante torre del siglo XII. Fue terminada en 1505 y lo curioso aquí es que pasó por dos guerras religiosas que dejaron gran cantidad de misterios de reyes y santos. Más curioso aún es que haya sido restaurada recién en 2002.
Apenas pasando esta iglesia, el viajante tiene otra parada obligatoria: La Casa de los Huesos. Intrigante lugar por su contenido, un gran número de calaveras y huesos humanos apilados con mensajes grabados de familiares y amigos, se puede apreciar en San Miguel, una capilla católica de estilo gótico. Hay cráneos alojados allí que datan del 1700, y esos decorados o mensajes estampados tienen diversos significados, como la victoria que indica el laurel, la fama de las hojas de roble o el amor con las rosas. Lo extraño es que el terreno se vende o renueva su alquiler, dependiendo el caso, cada 25 años. Esto quiere decir que el lugar sufre el riesgo de ser renovado y el peculiar contenido histórico de la capilla, removido.
Otro lugar de gran interés es la Mina de Sal o Salzwelten Hallslatt que, con más de 7.000 años de explotación, es la más antigua del mundo. Se puede acceder a ella desde un funicular,abierto desde abril hasta octubre, o a pie, siempre a cargo de diversos guías turísticos que ofrecen sus servicios a toda hora. Según los viajeros, es conveniente reservar turnos con anticipación porque es de las paradas obligatorias mayormente concurridas. En el Museo de la Sal, ubicado en el interior de la mina, se encuentra la atracción principal, “el Hombre de Sal”, quien nos vuelve a llevar al pasado ya que es un cadáver encontrado allí mismo en 1734. La versión oficial dice que era un trabajador que murió atrapado mientras hacía sus labores. La conservación mediante la sal lo ha dejado en perfectas condiciones, con sus atuendos y herramientas de trabajo.
El romance tiene lugar en esta ciudad en las Cascadas Waldbachstrub, un salto de agua de 90 metros al que se llega tras un paseo encantador a través de senderos plagados de fantásticas leyendas mitológicas y contemporáneas.
El viaje en Hallslatt bien podría redondearse en forma perfecta en la Torre de Rudolf, desde la cual se puede una fantástica vista panorámica del lugar. Fue construida entre 1282 y 1284 en honor al primer líder del Imperio de Habsburg y para defensa de los mineros de Salzberg.