Museo del Holocausto de Los Ángeles

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Los edificios no son mudos: proporcionan un necesario telón de fondo y un ambiente que aumenta la experiencia espacial y refuerza el mensaje que lanza su contenido.

Belzberg Architects se fundamentan en esta evidencia para diseñar el Museo del Holocausto de Los ÁngelesLAMOTH.

Su estética y su integración casi espiritual con el solitario parque en el que se sitúa, ofrecen a los visitantes argumentos suficientes para introducirse en él.

El simbolismo inherente al diseño intenta alejarse del estereotipo de los museos, y abre un mundo de posibilidades a la vez que muestra el potencial devastador de la crueldad humana.

Frente del Museo del Holocausto de los Ángeles
Frente del LAMOTH

Situado en un parque público, en el que se emplaza un Memorial del Holocausto, la arquitectura del LAMOTH traspasa el límite entre la labor escultórica de una obra de arquitectura de estas características y su consciente labor cívica para la institución y público al que sirve.

A través de una presentación potente y una experiencia espacial distinta, se mejora el contexto ambiental para que los visitantes puedan asimilar los mensajes lanzados a través de las distintas muestras.

La intención última es transformar el encuentro de cada visitante con el edificio y sus alrededores en un evento memorable capaz de producir una impresión duradera del genocidio ocurrido.

La finalidad del diseño es contar alegóricamente y de forma cronológica la experiencia de las víctimas del Holocausto.

La experiencia del edificio se convierte en una secuencia temporal desde la entrada hasta la ascensión de vuelta al nivel del parque.

La procesión se inicia en una bajada adyacente al parque, desde el cual se impregna el visitante de los sonidos alegres del parque.

A medida que se desciende por la larga rampa, se va perdiendo gradualmente la conexión visual con el exterior.

Entrada al Museo del Holocausto de Los Ángeles
Entrada del Museo

La atención se desplaza hacia el monumento existente, con una visión estrecha de los pilares de piedra negra.

Al entrar, el visitante experimenta la culminación de la transición de un ambiente lúdico a uno serio y aislado, saturado de imágenes del horror.

Los visitantes salen del museo ascendiendo al nivel donde se encuentra el monumento, recuperando la conexión visual con la atmósfera del parque y consumando la experiencia museística con un sentimiento de alivio.

El conjunto de exposiciones, pantallas y componentes interactivos resalta el esfuerzo del museo por evitar información concentrada y desproporcionada, animando el contenido a través de una sucesión de exposiciones y galería ordenada de forma coherente.

Debido a la amplitud del periodo histórico y del vasto volumen de archivos disponibles, el museo proporciona de primera mano una experiencia sensorial en cada visitante que refuerza su capacidad de asociar sentimientos al contenido gráfico, induciendo una conexión personal fácilmente asimilable.

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